jueves, 7 de junio de 2012

DIAS DE LUCHA




Llevo una semana sin publicar nada, enfrascado en el trabajo de reuniones con unos y con otros, intentando sensibilizar a todo el mundo fuera de León de la importancia del carbón.

Es decepcionante el desconocimiento. Se sigue creyendo en muchos foros que es más barato traer el carbón de "no sé donde". Otros, y me refiero a responsables políticos, piensan que se puede prescindir ya, hoy, del carbón como forma de producción energética. Algún ministro cree que esto es equiparable a una subida de tasas. En fin,  absoluto y total desconocimiento.

A lo largo de estos intensos días hemos hecho propuestas para intentar abrir las mentes de quienes pueden decidir, y confieso que con muy poco éxito. El Ministerio está cerrado en banda, alega razones, sus razones. Todo se enmascara tras la crisis y el fantasma de una presunta intervención. Ante esto, cualquier problema se minimiza. Esta es la clave. Está faltando la cintura política suficiente para ver que el conflicto minero no es un conflicto cualquiera. Aquí los gestos importan, y los gestos hechos hasta ahora son, cuando menos, desgraciados.

Del otro lado, los sindicatos que, azuzados desde un sector del empresariado, se están radicalizando como nunca antes. La violencia empieza a ser preocupante y el peligro es que, una vez lanzada, es muy difícil de detener. No somos conscientes del peligro que se corre. Es necesario regresar a la calma, al diálogo de verdad, no al ofrecido hasta ahora por la administración. A una mesa de negociación no se acude con todas las puertas cerradas y posturas inamovibles, eso no es negociar.

Lamento profundamente la postura del Ministerio como miembro del Partido Popular y Parlamentario que soy. No es el fondo ni la forma que yo defiendo desde hace muchos años, más de veinte de militancia en este partido. Lo siento.

Y para terminar, nunca faltan los payasos en las fiestas. Aquí ese papel lo ha desempeñado con brillantez el senador socialista Iván García. En un momento de tensión, de seriedad y de intentar mover voluntades, el demagogo, el charlatán, el payaso tiene que buscar su minuto de gloria. Pues bien, que lo disfrute porque flaco favor ha hecho a la causa.