Los sucesos de los últimos días en varios puntos de España que comenzaron en Valencia, ayer se trasladaron a Barcelona y todo apunta que continuarán, son algo que estaba en el guión del PSOE. - Consigna: Incendiar la calle -.
Para ello, utilizan y juegan con unos sindicatos que unen a su desprestigio el remordimiento de no haber hecho nada mientras el país perdía millones de puestos de trabajo. Sindicatos que han engordado a cuenta de subvenciones de todas las administraciones públicas sin ningún rubor. Que no han sabido presentar alternativas ni sugerencias que mejorasen las circunstancias del mercado laboral en los últimos años. Sindicatos anclados en el pasado, ciegos, sordos y mudos cuando gobierna el Partido Socialista. No vale ampararse en que organizaron una pantomima de Huelga General, que se convirtió en el mayor ridículo de la historia reciente de España.
Por otro lado está el llamado Movimiento 15M. Esta especie de manifestación permanente en la que se han unido grupos de todo tipo y condición. Desde románticos y añorantes de Mayo del 68 hasta los más violentos antisistema, que al final se quedan con el santo y la moneda...
Para completar el coctel, los estudiantes de diversas edades con el sarampión propio e ilusionante por el que todas las generaciones pasamos.
Hay que distinguir entre lo que es una manifestación, amparada por la Constitución como un derecho indiscutible,-y en la que se pueden reclamar menos recortes en educación, o que se enciendan las calefacciones de los centros o una reforma laboral distinta o cualquier otra cosa- de las escenas violentas de quemas de coches y contenedores y lo que está siendo una kale borroca en toda regla.
A las manifestaciones pacíficas decimos Si, aunque no estemos de acuerdo con ellas. A la utilización de las mismas, que se está produciendo, decimos No.
No es de recibo que los autores y responsables principales de la situación, también conocidos como Partido Socialista, sean los que ahora acosen al Gobierno desde la lucha callejera.
Al Gobierno Popular cabe pedirle que siga por el camino de las reformas emprendido y que utilice el diálogo como herramienta fundamental, pero eso no significa que renuncie a mantener el orden en la calle que es patrimonio de todos.
Podrían empezar por aprender a distinguir entre lo que es una manifestación y lo que es vandalismo ........ Es vergonzoso que se incite a la juventud a tomar medidas de ese tipo.
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